jueves, 28 de octubre de 2010

Escúchate....

    Es esa voz interior que te advierte de un peligro, que te señala una oportunidad. Debes aprender a reconocerla y aprender a utilizarla. Es tu propia voz y para poder escucharla hay que crear un espacio interior.
     Son pocas las personas que no tienen alguna anécdota de cómo la intuición las salvó de algún percance, les envió una señal clara de lo que debían hacer. Es más, cuando se les pregunta, muchas aseguran que su intuición nunca les falla; sin embargo, aunque no dudan de su existencia, a veces no saben explicar qué es y cómo funciona. La definición más común es “la capacidad de conocer, saber o percibir algo sin usar los procesos normales de razonamiento ni los cinco sentidos”.
    Los místicos la describen como un banco de inteligencia universal que sobrepasa nuestras limitaciones personales; una fuente inagotable de inspiración y conocimientos accesibles a todos. En este concepto, la intuición es una energía que fluye como un río; unos están receptivos a ella, y pueden recibir sus mensajes, mientras que otros obstruyen el flujo y cortan las líneas de comunicación. En su mayoría, estos últimas son personas que operan con el hemisferio izquierdo del cerebro, que es el lado linear, que se guía por la razón y la lógica, sin embargo, a través de los siglos, artistas, maestros espirituales, filósofos, líderes políticos e inventores, personas que suelen operar con el hemisferio derecho del cerebro, sí se han dejado llevar por su intuición y han podido conectar con ella.
    Si queremos verla desde el punto de vista espiritual, podemos concebirla como lo que ocurre en nuestro Ser Superior se conecta con un Poder Superior, creando una especie de inteligencia espiritual; una poderosa sabiduría interior capaz de guiarnos en todas las áreas de nuestra vida.
    Date el permiso de escucharte... te sorprenderás gratamente.